¿Hay algún medicamento para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus?
Por el momento, no se recomienda ningún medicamento
específico para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus
(2019-nCoV).
Durante los últimos 6 meses, el mundo se ha visto inquieto por la difusión de un virus que tiene propiedades peculiares, causando alarma no sólo por el efecto patético directo del virus en los individuos afectados, sino, en su mayoría, por sus únicas formas de propagación parcialmente aclaradas. El impacto médico, social y económico de la nueva enfermedad es extraordinario y también afecta profundamente nuestros valores éticos y morales. La confianza pública en la ciencia se perturba porque la respuesta médica está dominada por la incertidumbre, y las peticiones a la ciencia para un remedio rápido se dejan insatisfechas.
Haciendo
una revisión a la investigación aplicada y fundamental:
a Investigación básica: investigación impulsada por la
curiosidad con el objetivo de comprender los fenómenos;
b Investigación aplicada: investigación centrada en
aplicaciones inmediatas impulsadas por las necesidades;
c Práctica médica: una amplia gama de habilidades y
tecnologías centradas en la atención de los pacientes y las necesidades de
salud de la sociedad.
Es cierto que estas tres actividades están cada vez más
interconectadas, a pesar de que cada una de ellas mantiene una identidad fuerte
y única.
Reclamar
a los científicos respuestas rápidas y definitivas sobre fenómenos complejos no
es realista y conlleva el riesgo de que la respuesta honesta de los
investigadores sobre sus límites y la falta de familiaridad con los nuevos problemas
complejos se lea como un fracaso de la comunidad científica. La presión para
obtener comentarios concluyentes de las autoridades científicas, que a veces se
convierten en "celebridades" a través de la atención de los medios de
comunicación, también es con frecuencia un presagio de nuevos problemas en la
relación ciencia-sociedad, porque la teoría de un científico es a menudo
disputada en la arena pública por otro científico. De hecho, para avanzar en
asuntos complejos, la comunidad científica necesita discutir abiertamente
teorías y pruebas a través del enfoque científico común que implica hipótesis,
evidencia, confutación y rectificación continua de errores e interpretaciones
erróneas. Hay que reconocer que las hipótesis científicas sólo proporcionan una
descripción aproximada de la realidad y que esta aproximación puede ser
inicialmente insuficiente para las aplicaciones tecnológicas buscadas.
El
momento y el progreso de la investigación básica son significativamente
diferentes de los de la ciencia aplicada, pero, a falta de una sólida formación
en ciencias básicas, las perspectivas de la ciencia aplicada se paralizan y
aumenta el riesgo de fracaso de los enfoques terapéuticos.
La
desconfianza hacia las vacunas no se ha superado ni siquiera durante el pico de
la pandemia Sars-CoV-2.
Desafortunadamente no tenemos en este momento disponible
un fármaco que cure esta enfermedad. Mientras “ganamos tiempo” al desarrollo de
un nuevo fármaco se ha comprobado que algunos fármacos que curan o mejoran
otras enfermedades infecciosas también pueden ser útiles en esta infección.
La hidroxicloroquina (el fármaco usado en la malaria) o
de fármacos antirretrovirales empleados en el VIH. Son fármacos no exentos de
efectos secundarios, sujetos a prescripción médica, y nunca debemos tratar de
encontrarlos en el mercado negro. A medida que conocemos más sobre el
desarrollo de la enfermedad y sus fases podemos suponer que no existirá un solo
fármaco frente a la COVID-19, sino que es muy probable que sea necesario
combinar varios en el manejo terapéutico.
Actualmente la dexametasona suele
ser suministrada normalmente en casos graves de la COVID-19, y muchos doctores advierten
contra su administración en fases tempranas de la enfermedad, como en la que se encuentra el presidente de Estados Unidos, Donald
Trump.
Trump ha sido tratado con dexametasona contra el
coronavirus, un fármaco que solo debe ser utilizado en "casos graves"
según la OMS y que puede ayudar a la "multipliación" del virus.
Se ha suministrado una combinación de tratamientos
potentes como el cóctel experimental de
anticuerpos de la farmacéutica Regeneron que recibió el viernes 10, el antiviral Remdesivir y dexametasona.
El REGN-COV2, cuyo desarrollo y fabricación ha sido
financiado con fondos federales de Estados Unidos, "es una combinación de dos anticuerpos
monoclonales" y fue "diseñado específicamente para
bloquear el poder de infección del SARS-CoV-2, el virus que causa la
COVID-19".
La dexametasona es un corticosteroide con efecto
antiinflamatorio, y eso es lo que hace en el cuerpo de los pacientes más graves
de coronaviorus. Si lo que enferma es la inflamación en los pulmones, el
fármaco actúa precisamente cortando la acción inflamatoria que el virus
provoca.
A pesar de que no es un fármaco que provoque
grandes efectos secundarios más allá de problemas estomacales, dolor de la
cabeza o ansiedad, sí puede reducir las defensas, por lo que pacientes que lo
consumen son más susceptibles de contraer otras enfermedades infecciosas.
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